Carta desde Olivia (II)
29/07/2015
La verdad es que no
sabría ni por dónde ni cómo empezar esta carta, pero quizá esta confusión es
sólo una manera más de externalizar el desorden interior que tú me has
generado. Sí, TÚ .
Y el caso es que yo creo que somos nosotros los que tenemos el control sobre dar a alguien la capacidad de herirnos, afectarnos, 'dolernos' e incluso hacernos reír. Pero cuando te hacen daño siendo sólo una cría, parece que ese dolor se queda a habitar en ti, en cada milímetro de tu piel y cada duda de tu mente.
Y el control no existe.
Y ese dolor se despierta contigo cada día y espera el momento perfecto en el que aparecer y recordarte que no te han querido.
Y el caso es que yo creo que somos nosotros los que tenemos el control sobre dar a alguien la capacidad de herirnos, afectarnos, 'dolernos' e incluso hacernos reír. Pero cuando te hacen daño siendo sólo una cría, parece que ese dolor se queda a habitar en ti, en cada milímetro de tu piel y cada duda de tu mente.
Y el control no existe.
Y ese dolor se despierta contigo cada día y espera el momento perfecto en el que aparecer y recordarte que no te han querido.
No sé si sabes, tú, 'padre', que la
decisión de tener un hijo es algo mucho más complejo y vital que decidir si eres más de café solo o con leche. Es comprometerse con un pequeño humano que si no recibe tu
amor, crecerá para convertirse en un adulto mutilado.
Sí, mutilado, amputado... incapacitado
para sentirse amado, para dejar que le amen, para creer que se lo merece.
Porque, en mi caso y después de muchos años, sé que me lo merezco, aunque me lo
tenga que repetir cada mañana cuando abro los ojos y me miro al espejo. Pero aun
así, no siempre funciona. Y entonces el dolor de ese abandono se convierte en sufrimiento, porque no termina, porque deja de tener sentido, porque ya no te enseña nada y porque todo lo que aprendiste del dolor parece ser inútil para salvarte una vez más.
No sé si sabes o ni si quiera si
entiendes lo que significa la palabra ‘abandono’. Más aún, no sé si tienes la
más mínima idea de que tú abandonaste. Quizá salir por una puerta para
entrar por otra y crear otra familia te pareció un gesto imperceptible, sin
consecuencias; algo arbitrario. Quizá nunca pensaste que un niño al que
abandonan sin motivo será un adulto que viva temiendo que nunca le elijan,
porque una vez en su infancia y ofreciendo sólo amor y sonrisas, no sólo no le
eligieron sino que le despreciaron y nunca le explicaron el por qué…
Aunque las explicaciones no importan, al menos no al corazón.
Aunque las explicaciones no importan, al menos no al corazón.
Olivia
Comentarios
Publicar un comentario
Y tú, ¿qué opinas?