Reivindico mi regla



Tengo la regla. Sí. Hoy en concreto, pero cada mes en general. Porque nací mujer. 

Y como soy una mujer muy moderna, muy trabajadora y muy yolopuedotodo y vivo en una época moderna de la ostia en la que la igualdad está en boca de todos pero en casa de pocos, estoy aquí en la oficina. Sentada en mi mesa trabajando. Y así, en un delirio que me ha dado en uno de los mareos que me he pillado y que he tenido que ir a disimular al baño, he pensado: 

'estamos en 2017, 2017 amiguis, que se dice rápido, y una mujer que está perdiendo sangre por un tubo no puede ni teletrabajar. APLAUSOS. APLAUSOS Y BESOS PARA TODXS'. 

Efectivamente. Igualdad, que a veces me pregunto si sabemos lo que es. Igualdad es tratar igual a quienes son iguales y diferente a los que son diferentes. Es tratar a cada persona de acuerdo a su situación y condición, no a todos IGUAL sin distinción. 

Igualdad NO ES darle un billete de 50 euros a un indigente y otro a un millonario. Igualdad es poner los medios para que el indigente y el millonario tengan lo mismo A IGUAL CAPACIDAD DE ESFUERZO Y TRABAJO. Que no existe, porque todxs somos únicxs. Por lo que la igualdad va de minimizar las diferencias en todo lo que externamente pueda afectar a personas con capacidades/cualidades diferentes 

Estoy segura de que si uno de mis compañeros llegara al curro con un brazo chorreando de sangre, mis jefes y demás colegas se echarían las manos a la cabeza y le dirían 'pero estás loco! qué haces viniendo a trabajar así? VETE A CASA!'



Pero, señoras y señores, LA REGLA NO SE VE. No se ve, no se huele, no se toca, no se intuye, no nos perturba la vista... Por ponerle 'noes', de la regla NI SE HABLA. Porque las mujeres estamos malas, nos ha venido la visita del mes, estamos en esos días, pero no tenemos la regla. Nunca tenemos la regla. Porque eso parece ser que es pecado... o peor: parece ser que da asco.

Yo personalmente, tengo una anemia de caballo nivel experto. Además de eso, tengo dismenorrea (sí, dismenorrea, esa palabra existe) y algún que otro problema más que hace mis días absolutamente insufribles cuando tengo LA REGLA. Me mareo, me cuesta enfocar la vista, me faltan fuerzas hasta para respirar y, desde luego, me muero de dolor. Pero aquí estoy, delante de mi ordenador, teniendo que cumplir las mismas expectativas que cualquier(a) otrx de mis compañerxs que están teniendo un día normal. Porque, churritis, no lo olvidéis: la regla no existe. 



Y cierto es que esto no nos ocurre a todas las mujeres. Afortunadamente, hay algunas que no tienen ningún tipo de síntoma, pero desafortunadamente son las menos. 

Y lo que a mi se me pasa por el melón en estos momentos es: VALE YA. Vale ya de dejar de visualizar a la mujer como mujer. Vale ya de hacer como que esos días no existen. Vale ya de decir: uy qué mala ostia, te ha venido la regla, eh? porque a ver qué buen humor tienes tú si te corto un dedo. Vale ya de tener que estar aquí en silencio sin que haya ninguna petición de IGUALDAD en este sentido; en el de que nos traten exactamente igual que se trataría a cualquier persona que estuviese perdiendo sangre y padeciendo dolor. 

Así que desde aquí, desde mi mesa y sin poder darme cuenta de si escribo bien o no y después de tomarme no sé ni cuántos analgésicos para intentar seguir aquí sin agonizar y manteniendo el tipo (el tipo que voy a perder por intoxicación si tengo que seguir a base de pastillazos), nos pido que abramos los ojos a la realidad, que llamemos a las cosas por su nombre y que empecemos a normalizar algo que lleva con nosotros desde que la mujer es mujer. 




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