Las primeras citas... y los primeros besos

¿Cuántas veces has leído/escuchado la famosa regla del número de citas que tienes que esperar para acostarte con un tío si quieres que vaya en serio? Pues eso, mil (más o menos el mismo número de citas que hay que esperar sin arrimar). Yo recuerdo que a mis 20 años, esa cifra me torturaba… pero ¿quién espera tanto y para qué? Ah! Para casarse. Sí, bueno a lo mejor entonces la regla es correcta. Porque a mí me ha funcionado divinamente para seguir soltera y gracias a ello poder seguir investigando el mercado del ligoteo y las primeras citas.

Ay! Las primeras citas… y las reglas de las primeras citas PARA HOMBRES. Sí, habéis leído bien. Hombres. Porque mucho decirnos a nosotras que guardemos nuestro tesoro durante ni se sabe el tiempo (que ya casi te aburres de seguir quedando y volviéndote a casa calentita), pero nadie parece haberles dicho nada a ellos, no? Pues here I am, monadas.

No puedo generalizar porque no sé hasta qué punto la comunidad femenina va a estar de acuerdo en este punto, pero: a mí me das un beso en la primera cita y siento anunciarte que ha sido el primero y el último. Adiós con el corazón (y con el alma también). ¿Que soy una antigua? ¿Una estrecha? ¿Una sosa? No querido, lo que soy es la defensora del beso.








El primer beso es la prueba de fuego. Si un hombre besa mal… lo hace todo mal, vale? No hay nada que hacer, aborta misión. MAL. Tengo una amigo que tiene la teoría de que no es que alguien bese mal, es que no os compenetráis. Pues chachi. Espera un par de citas más, a ver si conseguimos esa conexión magnífica que asegure que al introducir tu lengua en mi boca no vas a hacer como si pulsaras el botón de un ascensor (de esos antiguos, que hay que empujarlos hacia dentro de lo lindo).

El caso es que para mí la primera cita es ESENCIAL. Rectifico: para mí en la primera cita es ESENCIAL QUE NO ME BESES. Don't touch me honey. Bueno, touch me sí. Un poquito de te toco el brazo por allí, te arrimo la pierna por aquí, te deslizo la mano por el muslo (tampoco ahí muy a lo loco) y así yo ya me voy haciendo una idea de cómo eres en temas de contacto (y me voy a casa con ganas de más también, pero eso es bien).

Mi última primera cita fue un exitazo. Deberían coger a ese hombre e invitarle a dar clases magistrales en universidades y colegios y todas las mujeres estaríamos como la flamenca del whatsapp día sí día también. El caso es que yo fui con bastantes dudas. Me sentía como una quinceañera. Llevábamos una semana tonteando a unos niveles supremos, así que en mi mente (y en voz alta a mis amigas) yo decía: 'ay nenas, qué nervios! Que con este nivel de tonteo, está claro que nos gustamos los dos y nos vamos a morrear fijo!' Y acto seguido, el pánico recorría mi cuerpo: Y SI BESA FATAL? Con lo rebueno que está el mozo? Puede semejante ser hacerme el beso ascensor? PIEDAD POR FAVOR, MUNDO NO ME HAGAS ESTO.


Llegó el temido día de la primera cita. Yo ya veía todo distorsionado. En un delirio ascensoril, me imaginé que me enchufaba la lengua nada más llegar y casi me quedo patitiesa sólo con la imagen. Pero no. Llegó y me dio dos besitos súper correctos, tan correctos que yo pensé: pero… arrímate un poco más, no? Nos fuimos a tomar algo y ya ahí sentados en esos taburetes imposibles de los bares, EMPEZÓ EL CONTACTO.

(Tengo que hacer un inciso para explicar mi atuendo: llovía a mares, a océanos casi. Pero yo, que soy una campeona polar, iba en minifalda y sin medias. Iba a ganar por mí, por todas mis compañeras y por mí primera)




Vuelvo a los taburetes estos tan cómodos. Bien. Ahí estábamos sentados y ya había habido un par de momentos de te toco el brazo (pero bien tocado, así como con amor y cariño), te rozo el muslo con el mío… pero ay amigxs! De repente llegó ese momento en el que se me cayeron las bragas. En uno de los roces de mano-pierna (SU mano, MI pierna) dejó la mano ahí medio acariciándome el muslo. Era cerca de la rodilla y tampoco una cosa así para escandalizarse, pero que me pone a mí un sobe de pierna oye! Y ESA MANO! QUÉ MANO! Esto ya hizo la primera cita PERFECTA. Yo así me voy a casa feliz, contenta, cachonda y con ganas de verte más y mejor.

Ya con el calentón-muslo que llevaba, me planteaba hasta que me besara al despedirnos, pero luego me volvía a entrar ese pánico y ese pensamiento de: hijo, si me besas hoy, ya me has dado mucho y me has dejado con pocas ganas… NO ME HAGAS ESTO, QUE AHORA ESTOY MUY ARRIBA.

Y una vez más, la despedida fue perfecta. Yo estaba ahí expectante rollo presa que no sabe si la van a comer o va a tener la suerte de vivir y él se acercó así como sonriendo (bragas en el suelo again, menuda sonrisa chati), me dio dos besos de estos de te rozo el labio pero con las ganas te quedas guapa y cuando yo ya estaba recogiendo mis bragas del suelo para irme a casa, me dijo: 'me gustaría mucho que nos viésemos otro día'.




A mí me gustarían muchas cosas otro día, mozo.


Aquí la primera vez que publiqué este post en la revista Aire... :)



Comentarios

Entradas populares