El Pasador Olímpico

Ese misterioso momento en el que te cuelgas por milésima vez de un PASADOR OLÍMPICO. Sí, pasador. No pasota. Pasota es como bien, incluso aceptable. Pasota es como despistado, habitante de la parra, malo en fechas… No. Yo hablo del pasador. Esa figura tan odiada y tan frecuentada por el mundo femenino.

Todas hemos tenido al menos un pasador olímpico en nuestras vidas y cada vez que nos encontramos a uno, pensamos: na… esta vez no caigo, majo! Pero sí. Vas y caes. Porque una de las características del pasador es que está bueno a dolor. Bueno a dolor y que cuando quedáis, misteriosamente es el tío más atento del planeta. Que si te hace unas cenas de la ostia, sabe perfectamente qué te gusta y qué no (y te lo compra y te lo dice, por si a ti se te había pasado el detalle) y que folla de muerte. Así. Sin más.




Sabes perfectamente que estás con un pasador porque esta dualidad presente-ausente es ley. Me explico: la diferencia que hay entre vuestra 'relación' en persona y vuestra 'relación' cuando no os veis es… mmm… no hay adjetivos calificativos que pueden describir correctamente el tamaño del abismo que las separa.

Quedáis y el tío es casi tu novio. No te ha preguntado, no. Ni tú a él tampoco, pero es como tu novio porque lo que hace está más cerca de eso que de tu follamigo.
Sin embargo, durante el resto de días (todos esos que tenéis vida normal y tal, independiente, trabajáis, quedáis con vuestras amigas… vamos, que no le ves) te ha escrito/llamado/contactado? Efectivigüander. A veces la dualidad es tan surrealista que te planteas si sales con un buenorro imaginario y tú eres la versión femenina y folladora de Russell Crowe en Una Mente Maravillosa y estás ahí dale que te pego inventándote citas y yendo sola por la calle de la mano del viento.


Pero yo, en mi búsqueda incansable de la verdad, he descubierto el patrón que os llevará a daros cuenta de si realmente es un Pasador Olímpico (P.O.) o es un mero farsante. La única pauta común en su comportamiento, tanto cuando estáis juntos como cuando no, es que le importa un pito tu vida!



Sí, ya sé que he dicho que se sabe tus gustos y blablabla… pero en vuestras conversaciones nunca habrá una pregunta personal, un interés real por conocerte más allá de saber tus gustos culinarios, talla de bragas y olor corporal.

Parece como si fueran alérgicos al 'qué tal estás?', si dicen algo así es más bien un 'qué tal?' deprisa, corriendo y maquillado por una frase posterior/morreo/tocamiento cochinorro para alelarte y desviar tu atención.

Así que, ahora que ya tenemos claro como reconocer a este usuario intermitente de bragas ajenas, recuperemos el control de nuestra follivida y decidamos si queremos poner en ella a un P. O.

Pero sobre todo y por favor, no más follodramas por no reconocerlos a tiempo, porque un chichi feliz no tiene precio.  


Comentarios

Entradas populares